Y así da gusto que un equipo sueñe con alcanzar a los de arriba. Con toque, goleada, actitud superdeterminante y sin mamarrachos defencivos. Sí, Uruguay fue un lujo, existe un factor convergente: su espíritu ganador. Contagia. La armonía de su juego hubiera sido menos productiva sin tantas trabadas y demarcaciones efectuadas con desición y convicción. Porque Uruguay con pelota o sin pelota dejó el alma en la cancha. Patateiros jugó todo el partido con un hombre de menos. Llegó a tener la pelota. Pero sin lastimar. Y hasta logró por méritos propios descontar e insinuar meterse en el partido. Contraatacó para aumentar ... pero sin pimienta. Luchó, peleó hasta donde pudo. Digno y respetable de un equipo que jamás se dió por vencido.
Y así da gusto que un equipo sueñe con alcanzar a los de arriba. Con toque, goleada, actitud superdeterminante y sin mamarrachos defencivos.
ResponderEliminarSí, Uruguay fue un lujo, existe un factor convergente: su espíritu ganador. Contagia.
La armonía de su juego hubiera sido menos productiva sin tantas trabadas y demarcaciones efectuadas con desición y convicción.
Porque Uruguay con pelota o sin pelota dejó el alma en la cancha.
Patateiros jugó todo el partido con un hombre de menos. Llegó a tener la pelota. Pero sin lastimar. Y hasta logró por méritos propios descontar e insinuar meterse en el partido. Contraatacó para aumentar ... pero sin pimienta.
Luchó, peleó hasta donde pudo. Digno y respetable de un equipo que jamás se dió por vencido.