El cosquilleo duró... nada. ¿Quince minutos? No, mentira estadística. El 0 a 0 no transmitía una sensación de incertidumbre, de resultado abierto. Era, simplemente, la espectativa. La busqueda del cúando. A veces Uruguay es tan seguro que ni se apura, parece displicente y de golpe, paf, define. Este Canino fue tan respetuoso que cuando se creyó el truco de Uruguay soltó un poco las alas y paf, lo embocaron.
Quince minutos para la estadística, mentirosos. Porque Uruguay se lo tomó con calma y allá de repente los locales se animaron con su primer tiro al arco (cabezaso y al larguero) y tres minutos mas tarde sorprendieron con la mas clara que tuvieron en el partido.
Fue un caramelito que el pícaro Charrúa les repartió a los jugadores del Narú. Salieron un poco de su encierro, soltaron algún que otro volante y paf, gol. De Uruguay. Se sabe que en la cancha no es imprescindible merecer los goles. Se hacen y listo. Porque en este caso un balón que partió con destino de centro se cerró y acabó sorprendiendo a todos. Se coló y entró.
En ese preciso momento del primer tiempo, terminó el partido. Al menos el partido visto como enfrentamiento con ganador incierto. A partir de ese preciso momento el Canino Narú y sus tenues esfuerzos compensatorios quedaban de lado. Era tiempo del celeste (ayer de rojo). De jugar, a discreción (nada de esforzarse más de lo nesesario), de definir.
Goles, por las dudas. Poco espacio había para cambiar el resultado. Pero el 0 a 1 no es ventaja y los Orientales así lo entendieron. 0 a 2 y 0 a 3 porque a Uruguay le sobró por todos lados.
El cosquilleo duró... nada. ¿Quince minutos? No, mentira estadística. El 0 a 0 no transmitía una sensación de incertidumbre, de resultado abierto. Era, simplemente, la espectativa. La busqueda del cúando. A veces Uruguay es tan seguro que ni se apura, parece displicente y de golpe, paf, define. Este Canino fue tan respetuoso que cuando se creyó el truco de Uruguay soltó un poco las alas y paf, lo embocaron.
ResponderEliminarQuince minutos para la estadística, mentirosos. Porque Uruguay se lo tomó con calma y allá de repente los locales se animaron con su primer tiro al arco (cabezaso y al larguero) y tres minutos mas tarde sorprendieron con la mas clara que tuvieron en el partido.
Fue un caramelito que el pícaro Charrúa les repartió a los jugadores del Narú. Salieron un poco de su encierro, soltaron algún que otro volante y paf, gol. De Uruguay. Se sabe que en la cancha no es imprescindible merecer los goles. Se hacen y listo. Porque en este caso un balón que partió con destino de centro se cerró y acabó sorprendiendo a todos. Se coló y entró.
En ese preciso momento del primer tiempo, terminó el partido. Al menos el partido visto como enfrentamiento con ganador incierto. A partir de ese preciso momento el Canino Narú y sus tenues esfuerzos compensatorios quedaban de lado. Era tiempo del celeste (ayer de rojo). De jugar, a discreción (nada de esforzarse más de lo nesesario), de definir.
Goles, por las dudas. Poco espacio había para cambiar el resultado. Pero el 0 a 1 no es ventaja y los Orientales así lo entendieron. 0 a 2 y 0 a 3 porque a Uruguay le sobró por todos lados.
QUE BUENO QUE SIGA LA BUENA RACHA.... YA ERA HORA QUE NOS TOCARA GANAR....ruth de vigo
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