domingo, 20 de junio de 2010

Mayores: SALÚD CAMPEONES.Los uruguayos se coronaron por el sistema de pena máxima. Bouza Brey 1-1 Uruguay (0-3)



"Reveco" el meta de los Charrúas se convirtió en el protagonista de la final al parar tres penaltis.
Uruguay ganaba 0-1 pero los ponteareanos se lo igualaron a falta de diez para el final.

5 comentarios:

  1. El día de San Romualdo y San Rebeco.



    Cuentan las crónicas que este Santo, cuando era joven, presenció cómo su padre mataba a un hombre en un duelo que su propio progenitor había provocado. Desde ese momento, Romualdo se convenció a sí mismo que habría de morir como un mártir.

    Dicen que, justo mil años después, se retaron en una final dos grandes equipos. Los hijos y las hijas de los protagonistas fueron citados como testigos.

    En esta ocasión, la afilada punta era la de la inteligencia y la táctica; la técnica y el pundonor. El escenario, un rectángulo verde. El jurado: el trío arbitral.

    Gran expectación en curiosos, familiares y presuntos herederos, por ver a los vástagos de Fermín pugnando contra los de Artigas.

    Traduzco: Bouza Brey frente a Club Deportivo Uruguay.

    Donde alguien intuyó rencor, halló sana rivalidad; en el lugar en que algunos buscaron inquina, encontraron brazos tendidos, manos estrechadas. Me pedís una palabra, os la relato: deportistas.

    Azul y verde, los colores del planeta. No podía ser final más ecológica.

    Sólo recuerdo los celestes: Rebeco; Sebas, Rooney, Stoichkov, Chicharra; Boca, Jorge, Mingo, Richard; Omar y Ariel.

    Pasaban de las seis y media de la tarde del día de San Romualdo cuando se inició el partido, y los que portaban el color de la esperanza arrancaron con intrepidez, pero los Charrúas sentaron sus bases en el minuto cinco: se jugó en profundidad sobre el escurridizo Omar, el fornido guardameta se adelanta y despeja, mas Ariel enseña a los presentes cómo la vaselina se emplea en el fútbol para introducir un balón en la red desde los tres cuartos del campo.

    Júbilo, no exento de contención. Los pontoareanos no habían pronunciado su última palabra, y a fe que enunciaban con criterio. Desde la diestra a la siniestra. Si de un barco tratásemos, hablaríamos de zozobra. Velázquez no hubiera encontrado hilanderas para su cuadro con estos mimbres: fueras de juego reiterados, saques de banda mal lanzados, entradas a destiempo y resbalones inoportunos (Richard, el 2, esto va por ti).

    Llega el medio tiempo, el de la recomposición. Hay quien se alimenta de palomitas, otros de golosinas, unos terceros del sueño de un trofeo.

    Cuando el juez pita de nuevo, falta Boca en los míos, que ha sido sustituido por Danubio. Azul, para más señas. Bonito día para un vals, si no hubiera tanto en juego.

    Sigue soplando el levante verde, y continúan las arremetidas desde Ponteareas.

    De modo que los Orientales se convirtieron en romanos pretorianos. A defender su hacienda con armas y bagajes. Que ellos arremetían, defenderíamos. Que ellos contrarrestaban, resistiríamos. Que ellos lanzaban… fallarían.

    Y no. Diez minutos, como diez mandamientos, faltaban para el final. Uno de nuestros lanceros (se dice el pecado, pero no el pecador) estimó conveniente detener una embestida al modo que suele castigarse con penalti. Fue el empate, porque así estaba escrito.

    Lanzamientos desde el punto de penalti.

    La épica es común a todos los pueblos y generaciones. Significa que uno entre muchos descubre, casi sin quererlo, que es un héroe. Claro de que el problema de los héroes es que, en su inmensa mayoría, reposan en un Camposanto sin flores.

    Hay excepciones.

    Tres veces, tres, como cuentan que San Pedro renegó, Rebeco difuminó. Dos porque los atajó; el otro lanzamiento, porque lo fulminó con la ira en la mirada.

    Omar, Ariel y Stoichkov materializaron.

    He indagado en viejos libros y en nuevas redes, pero no doy con San Rebeco. Tal vez, hoy sea un buen día para conmemorarlo.

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  2. Dale campeón!! dale campeón!! dale campeón!! dale campeón!!

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  3. felicidades un abrazo grande y sigan para adelante . salu campeones .
    martin

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  4. Es curioso el fenómeno del espejo.
    Los niños imitan a sus semejantes por analogía.
    Uno quiere atajar y despejar como Rebeco; otro dice que quiere poseer la fortaleza, superación y determinación de Sebas; otro, que la anticipación del Stoichkov; uno más, que el poderío en el salto de Rooney; uno que la garra y la distancia del Chicha; otro que el ofrecimiento y el desborde de Boca; uno que la cabeza y la lucha de Mingo; otro que el tiempo, la templanza, la visión de Jorge; otro, que la camiseta, la ubicación, la colocación de Richard; uno que la velocidad punta, el desmarque, incluso los ojos que ven venir lo que ha de venir de Omar; y hay otro que reza por la puntería, el toque y el tanque de Ariel. Pero también hay uno que gusta del carácter y del bazoka que llaman Danubio; otro que degusta la paciencia de Emilio; uno más la profundidad y el desmarque de Carlos; otro, el efecto diestro de México; otro, el toque corto de calidad de Orlando; uno, la pasión rauda y sin edad de Pancho; otro, la técnica de Benito; y uno más se queda con el alma y la pasión sin medida de Luis.
    Nuestros pequeños se miran en vosotros y quieren ser como vosotros. Sois su espejo, su lágrima y su orgullo; su bandera y canción.
    Mañana, cuando sea lunes, y cuando regrese la rutina, retened en vuestra memoria que los más pequeños tienen un nuevo espejo en la diminuta habitación de su memoria.

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  5. ¡¡¡Enorabuena CAMPEONES!!!
    Desde el Club Meigas deseamos que la prosima temporada sigais con la misma ilusion y energia que este año.
    y como decimos en nuestro Club lo importante es disfrutar y no hacerse daño.¡¡FELICIDADES!!

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